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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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03-08-2013

 

 

 


La lucha ideológica no tiene muros

 

SURda

 

Opinión

 


 

Julio A. Louis



La adulteración de conceptos básicos vuelve complejo y por momentos irrespirable, el clima de confrontación ideológica en el Frente Amplio. La falsa tesis oficialista defiende que no hay que discutir para adentro, que la pelea es contra el enemigo y que el enemigo no está en el Frente Amplio, ámbito reservado de las ideas de izquierda. Sin embargo, la tesis correcta es que no son enemigos las mujeres y los hombres portadores de ideas de izquierda (los que están contra el sistema capitalista) pues con ellos las contradicciones y la lucha ideológica se despliegan en el seno del pueblo, es decir, de la clase trabajadora, de las clases, capas y sectores populares y de otras categorías sociales (como las etnias) ubicadas en el bloque social y político nacional y popular, el de “los cambios”. La línea divisoria -entre los bloques sociales y políticos enfrentados en los países dependientes del sistema capitalista- está situada en la actitud ante el imperialismo, ante la explotación económica, la opresión política y la alienación cultural, en beneficio de la burguesía trasnacional, defendida por los gobiernos de las grandes potencias o de sus satélites (Israel, Corea, etc.), los organismos internacionales a su servicio (la ONU, el FMI, el Banco Mundial, el BID, la OTAN), sus socios y cómplices de las naciones dependientes y sus testaferros políticos, jurídicos, militares, intelectuales.

 

Pero las ideas circulan y se introducen en cualquier ámbito. De esa forma, puede haber ideas de izquierda en estructuras políticas, sociales y culturales diseñadas para la defensa de los intereses dominantes, y más común aún, puede haber ideas de derecha en estructuras diseñadas para la defensa de los intereses de los explotados y oprimidos, en tanto que las ideas dominantes son las de clase dominante. Las ideas son representaciones de aspiraciones, de deseos, de necesidades, de amores, de odios, y aseguran las relaciones sociales (la ideología es su estudio). Desde que las sociedades se estructuran en clases sociales, los intereses de esas clases se expresan con ideas, por lo que las clases sociales generan ideologías, existiendo lucha entre ellas. Por cierto las ideologías no solamente son generadas por las clases sociales, sino que también lo son por otras categorías sociales como las etnias, las iglesias, los gremios; pero en las sociedades de clase, principalmente son generadas por las clases sociales. Así hay ideas elaboradas en términos políticos, económicos, jurídicos, morales, religiosos, filosóficos, estéticos, que abarcan las actitudes y obligaciones frente a la producción o la distribución de la riqueza, los valores de honestidad o indecencia, rebelión o resignación, los comportamientos familiares (armonía o violencia doméstica), las relaciones hacia otros seres humanos, hacia los animales y hacia la naturaleza (frente al sexo, al aborto, la contaminación), el “sentido de la vida” que cada ser se atribuye, la exteriorización de la personalidad frente al dolor o el placer, la soberbia o la modestia, la capacidad de mando, etc. Y hay ideas también en el conjunto de hábitos o costumbres, tales como practicar ciertos deportes, tomar mate o el tipo de vínculos con amigos. Los diversos individuos por lo general, son portadores de un “collage” de ideologías, dando en cada caso resultados originales y únicos. Las excepciones radican en los individuos fuertemente estructurados en concepciones del mundo y de la sociedad, que articulan firmemente pensamiento y práctica correspondiente, cuyo “collage” es mínimo. Ahora bien, cuando una filosofía conlleva una acción y es expresiva de toda una época, estamos frente a concepciones, como son en el mundo occidental, el cristianismo medieval, el liberalismo burgués y el marxismo, expresivo de los intereses y aspiraciones del proletariado contemporáneo.

 

El Frente Amplio –como cualquier estructura expresiva de las clases populares- no está libre de ideas reaccionarias, nacidas antes de la sociedad capitalista, por ejemplo, en iglesias contrarias a la igualdad y al respeto entre los géneros, las razas, las opciones sexuales. El caso del mal llamado “aborto” es una de esas ideas reaccionarias defendidas desde instituciones como el Opus Dei. Ni tampoco está libre de concepciones liberales o neoliberales de cuño burgués, que los pensadores pos-modernos han contribuido a extender en las sociedades. Cuando cualquier adherente y mucho más grave, cuando líderes, se vuelven agentes y portavoces de estos conceptos, la lucha debe ser emprendida para defender las ideas de izquierda, que son opuestas al sistema capitalista de dominación, y la lucha debe emprenderse con vigor, para oxigenar el ambiente del aire viciado de ideologías contrarias a los intereses populares. Cuando el “equipo económico”, el vice-presidente de la República o el “líder natural” pregonan tratados de libre comercio de subordinación con el imperialismo, cuando dudan de la existencia del imperialismo, cuando confunden a amigos y enemigos y se alían a Bush contra el gobierno argentino, no vale decir que el “enemigo” está afuera, porque las ideas del enemigo se han colado y dañan a la estructura política gestada para defender los intereses nacionales y populares.

 

La fuerza que cobran estas ideas de derecha (las del Opus Dei, la del Departamento de Estado, la del sionismo) se vincula al creciente poder político, social e ideológico de la burguesía en filas. La lucha entre pensamiento anti-sistémico de izquierda, y pensamiento conservador pro-sistémico de derecha, se produce porque la ideología burguesa corrompe al Frente Amplio y lo aleja del pueblo que le ha dado vida. Por eso, más importante que la tarea de conservar el gobierno es mantener y profundizar el pensamiento anti sistémico y para ello, no cabe otra solución que salir al cruce de los panegiristas del sistema, Astori y Vázquez incluidos. Lo principal es que el FA vuelva a ser vocero de las luchas obreras y populares que vibran en las calles, campos, barrios y sindicatos, que se nutra de ellas y las represente. Es que el FA procure ganar el gobierno para transformar las estructuras inalteradas de poder: la propiedad de la tierra, los medios masivos de comunicación, las Fuerzas Armadas cerradas en defensa de la impunidad, el Poder Judicial transformado en muralla defensora de prebendas y privilegios. Ante tantas dificultades debe evitarse tener la cabeza caliente y el pecho frío. Recordemos que los líderes nacen en momentos complicados con la actitud –de ser necesario- de enfrentarse solos contra todos (Artigas, Bolívar. Fidel, Chávez, Mandela).

 

 


 
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